lunes, 13 de febrero de 2012

equidad de genero en el trabajo


En relación al trabajo, era común (y aún lo es en muchos casos) que hombre se dedique a obtener recursos mientras que la mujer se dedique a las tareas del hogar.
Estos comportamientos se fueron transmitiendo a través de las generaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, la idea de las capacidades inferiores de la mujer fueron rebatidas por el avance en el conocimiento; se demostró y comprobó que, si bien existen diferencias entre hombres y mujeres, estas no implican una inferioridad de capacidades, sino que el sexo no es determinante de la eficiencia o la eficacia de las personas en los diversos ámbitos de la vida social, política, familiar y laboral.
Los derechos y las concepciones relacionadas con los géneros no sólo cambian con el tiempo, sino que cambian entre las diferentes culturas. Es decir, que en un mismo momento, podemos encontrar en diferentes países, mayor o menor inequidad entre hombres y mujeres. El hecho de que las concepciones sociales cambien con el tiempo y entre las culturas, plantea el desafío de contribuir al cambio social y cultural, para lograr que se eliminen las barreras que aún existen.
Al igual que otros tipos de discriminación, como la discriminación por motivos raciales o religiosos, la discriminación de género fue disminuyendo. Por ejemplo, las mujeres obtuvieron el derecho a votar en las elecciones. Sin embargo, tanto en países desarrollados como subdesarrollados, los indicadores muestran que la discriminación de géneros aún es importante y que hay mucho trabajo por hacer para lograr una mejor equidad de género.

EQUIDAD DE GENERO EN LA ESCUELA





En la escuela, el acceso a los estudios primarios se resiente para las alumnas. Si en las regiones desarrolladas obtenemos un porcentaje igualitario de escolarización, por el contrario, en las regiones en ví­as de desarrollo es una asignatura pendiente. Según datos que publica la Organización de las Naciones Unidas sobre los avances de los ODM, se ha pasado de 87 niñas por cada cien varones a 94, en el transcurso de 15 años. Pese a que este aumento en la escolarización es gratificante, debemos pensar que aún existen áreas como el África subsahariana en que no llegan a las 90 alumnas por cada centenar de varones. En América Latina y Caribe, las cifras son más esperanzadoras, encontrando 97 alumnas por cada cien alumnos.
Paz y Desarrollo contribuye a fortalecer la igualdad de género y la educación con sus proyectos. Si llegamos hasta Bolivia, vemos la creación del Centro de Educación Integral, un colegio que alberga a más de 330 estudiantes, con módulos de casas para el alojamiento, comedores, salas multiusos, canchas deportivas, consultas médicas, etc. En dicho centro, la equidad, la igualdad, son conceptos que están presentes desde el primer momento de ingreso al mismo. El respeto de las culturas es eje principal de nuestras acciones, por ello, también desarrollamos proyectos para mejorar las condiciones educativas en comunidades indí­genas, como hemos desarrollado en Paraguay con más de 200 beneficiarios y beneficiarias. La importancia que le brindamos a la equidad de género también se demuestra en los proyectos que actualmente tenemos en Filipinas, Timor, Vietnam, Senegal, Mali o Mauritania, entre otros, que refuerzan el papel de las mujeres en sus comunidades. Hay que continuar poniendo nuestro granito de arena, como sociedad, para conseguir acortar las distancias y hacer posible un mundo más justo e igualitario.












¿Por qué es importante que la sociedad y los gobiernos respeten y fomente la equidad de géneros?







La equidad de géneros es vital para mejorar las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales de la sociedad en su conjunto, también contribuye a lograr una ciudadanía más integral y a fortalecer la gobernabilidad democrática.
Lograr la equidad de géneros es un reto para todas las sociedades y sus gobiernos, tan es así que dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un Proyecto de desarrollo de las Naciones Unidas (órgano asesor independiente que elaboró un plan de acción concreto para que el mundo revertiera la pobreza absoluta, el hambre y la enfermedad que afectan a miles de millones de personas), se encuentra el objetivo de promover la Equidad de Género y la Autonomía de la Mujer.
Para lograr estos objetivos es necesario que problemas como la pobreza, la falta de accesos a la educación, servicios de salud y la falta de oportunidades de empleo y trabajo productivo dejen de recaer principalmente en las mujeres. Es también ineludible que se formulen y estructuren los medios pertinentes para desarrollar las mismas capacidades, oportunidades y seguridad reduciendo su vulnerabilidad a la violencia y al conflicto, esto con el fin de que tanto los hombres como las mujeres tengan la libertad y la capacidad de elegir y decidir de manera estratégica y positiva sobre sus condiciones de vida.
Algunas de las propuestas concretas que creo deben considerarse al formular las políticas públicas en fomento al desarrollo social son:
· Impulsar el desarrollo de las capacidades de la mujer
· Facilitar el acceso de la mujer a oportunidades económicas, políticas, sociales y culturales.
· Garantizar su seguridad.
Es preciso entonces formular políticas sociales donde se garantice un nivel de vida saludable, decoroso, académico y seguro para las mujeres, con libre acceso a los diferentes programas y actividades sociales.
Es imperioso sobre todo iniciar por la mentalidad de todos los individuos, y comenzar a ver a la mujer como un ser complementario, con ansia de empoderamiento, con ansia de transformación y de cambio en las estructuras de dominación en todos los ámbitos, donde se promueva la participación equitativa de hombres y mujeres en todos los procesos, comenzando desde un poder y control sobre sus propias vidas que involucre la toma de conciencia, la construcción de autoconfianza, ampliación de opciones y oportunidades y el creciente acceso y control de los recursos.
Sin embargo, yo creo que principalmente el empoderamiento de las mujeres consiste en la habilidad que tengamos para controlar nuestro propio destino.
Para poder llevar a cabo una buena política de desarrollo social y humano no deben verse las diferencias de sexo entre los seres humanos como obstáculos, sino más bien se deben reconocer tales diferencias y potencializarlas, partiendo de ellas para diseñar estrategias encaminadas a ampliar y ofrecer igualdad de oportunidades a todos los hombres y mujeres.




































HISTORIA DE LA EQUIDAD DE GENERO






Históricamente la diferencia entre el género humano ha sido marcada fuertemente, desde el inicio de la vida social, económica y política. Desde aquel entonces, la mujer no tenía derecho a ni a ser escuchada, ni a opinar, ni mucho menos a elegir su papel en la familia o en la sociedad, pues existía una división de trabajo muy diferenciada; el hombre se dedicaba al trabajo y la mujer al cuidado de la casa y de la familia.




Esta forma de vida ha sido infundida a través de las diferentes generaciones, sin embargo poco a poco las mujeres han demostrado tener la suficiente capacidad de actuar en la vida social y económica, logrando excelentes resultados, derivados de la toma de decisiones en el sector político, en las entidades económicas y en los importantes aportes en la ciencia y tecnología.

EQUIDAD DE GENERO



La equidad de género es la capacidad de ser equitativo, justo y correcto en el trato de mujeres y hombres según sus necesidades respectivas. La equidad de género se refiere a la justicia necesaria para ofrecer el acceso y el control de recursos a mujeres y hombres por parte del gobierno, de las instituciones educativas y de la sociedad en su conjunto.
La equidad de género representa el respeto a nuestros derechos como seres humanos y la tolerancia de nuestras diferencias como mujeres y hombres, representa la igualdad de oportunidades en todos los sectores importantes y en cualquier ámbito, sea este social, cultural o político. Es en este último donde es necesario que la mujer haga valer su lugar, sus capacidades y sus conocimientos, su voto, su voz. En el terreno económico, es también de vital importancia lograr la equidad de género, ya que si a la mujer se le restringe el acceso al campo productivo, al campo laboral o al campo comercial, se genera pobreza.